Carta a mi Niño Interior

A ti, al que tantas veces quise proteger con palabras que aún no sabía pronunciar, al que lloraba en silencio, al que se asustaba, al que se emocionaba con lo simple. te escribo hoy desde este instante… que es también tuyo. Porque he comprendido que el tiempo no es esa línea recta que nos contaron. No estás allá atrás, olvidado en el ayer. Estás aquí, ahora. Cada vez que tiemblo, que sonrío, que dudo, que amo… ahí estás tú. Y yo, que creí haber crecido, te siento dentro de mí. No como un recuerdo, sino como una presencia viva. Como si el universo, en su sabiduría, nos permitiera existir al mismo tiempo. Tú siendo niño, y yo siendo el hombre que soñabas llegar a ser. Ambos existiendo en esta dimensión expandida, donde lo que fuiste y lo que soy se abrazan sin miedo. Ojalá pudiera tomarte de la mano y decirte: “Todo está bien, todo estará bien.” Pero ya no necesito hacerlo. Porque ahora sé que al cerrar los ojos y respirar profundo, ya estamos juntos. Tú no necesitas ser salvado. Porque fuiste tú quien, sin saberlo, me salvo, fuiste tu quien sembró la semilla de lo que soy. Cada noche oscura que enfrentaste con los ojos húmedos fue un paso hacia mí. Y cada paso que doy con conciencia y amor es un regreso a ti. Hoy no vengo a corregirte. Vengo a agradecerte. Porque fuiste tú quien caminó sin respuestas, para que yo pudiera vivir con sentido. Y aunque alguna parte de mí desea consolarte, otra parte sabe que si lo hiciera, me desvanecería. Porque es gracias a tu dolor, a tu lucha y a tu ternura, que hoy puedo escribir esto. Somos el resultado de todas tus preguntas, de todos tus silencios. Y aquí estamos: siendo nosotros. No ayer y hoy. No tú allá y yo acá. Sino los dos, ahora mismo, sosteniéndonos en este instante sin tiempo, donde el alma no entiende de calendarios, pero sí de amor. Gracias por seguir aquí. Gracias por no haberte apagado. Gracias por recordarme quién soy, y por enseñarme que lo vivido no se borra… se honra.

6/27/20251 min read

Contenido de mi publicación